miércoles, 28 de noviembre de 2012

La extrema derecha húngara pide que se hagan “listas de judíos”



Un destacado diputado de la extrema derecha húngara, Márton Gyöngyösi, ha causado indignación al pedir que se “preparen listas de los judíos que viven aquí, sobre todo los [que están] en el Gobierno y en el Parlamento, que, de hecho, suponen un riesgo para la seguridad de Hungría”. Su partido, Jobbik, es la tercera fuerza política, con 44 diputados de una Cámara compuesta por 386.
Gyöngyösi pronunció esas palabras en el Parlamento anoche, a propósito de la postura del Gobierno húngaro en el conflicto palestino-israelí. El Ejecutivo apoya una solución pacífica —la vía de los dos Estados—, ya que beneficia tanto a los israelíes con ascendencia húngara como a los judíos húngaros y a los palestinos que viven en Hungría, informa Reuters. Ante ello, el diputado, que también es el encargado de las relaciones exteriores del partido ultra, dijo que ya sabe “cuánta gente de ascendencia húngara vive en Israel y cuantos judíos israelíes viven en Hungría”. Luego pidió que se hagan listas con los judíos que hay en el Gobierno y el Parlamento.
El Gobierno del conservador Viktor Orbán se ha apresurado a condenar “con la mayor rotundidad” estas frases y a defender que el Ejecutivo toma “las más estrictas medidas contra toda forma de racismo y comportamiento antisemita”, además de asegurar, en el mismo comunicado, que hace “todo lo posible para acallar las voces malignas incompatibles con las normas europeas”. Poco después, y ante la catarata de críticas de todo el espectro político húngaro, Gyöngyösi trató de matizar torpemente que se refería solo a los que tienen doble nacionalidad, y pidió perdón a sus “compatriotas judíos”, recoge Efe.
Desde el despacho con vistas al Danubio que tiene como subjefe del grupo parlamentario y en un inglés fluido, Márton Gyöngyösi trata de dar una frágil pátina de moderación para la prensa extranjera al tosco discurso ultraderechista de su partido, de corte antisemita, racista y beligerante con los gitanos y antieuropeísta. De hecho, como recuerda Reuters, Jobbik nunca había pedido tales listas. Gyöngyösi también negaba, por ejemplo, que un diputado de su partido hubiera solicitado un certificado en el que se le garantizara que no tenía herencia genética judía, algo que generó una fuerte polémica en junio.
“El antisemitismo se está haciendo más llamativo y fuerte en Hungría”, explicó a este periódico entonces Péter Feldmájer, el presidente de la principal federación de los cerca de 100.000 judíos que hay en el país. Antes del verano, hubo una serie de incidentes antisemitas que fueron durísimamente criticados dentro y fuera de Hungría. Por ejemplo, cuando la estatua de Raoul Wallemberg, el diplomático sueco que salvó a miles de judíos húngaros del Holocausto, amaneció con patas de cerdo ensangrentadas colgando. O cuando Elie Weisel, superviviente de Auschwitz y premio Nobel de la Paz, devolvió la principal condecoración que otorga el Estado húngaro por la rehabilitación en el país de la figura de un escritor pronazi y del dictador Miklós Horthy (1920-octubre de 1944), considerado el responsable último de la deportación de cientos de miles de judíos húngaros a campos de concentración.
http://internacional.elpais.com/internacional/2012/11/27/actualidad/1354042426_694254.html

martes, 20 de noviembre de 2012

20 Noviembre Derechos de la Infancia: EDUCAR BAJO LAS BOMBAS


Un ingeniero abre una escuela improvisada en su casa de Alepo para permitir a un centenar de niños seguir educándose pese a la guerra.
Los bombardeos y los combates mantienen cerradas las aulas sirias salvo por iniciativas privadas como ésta, que se multiplican en todo el país.


La mirada de Mohamed refleja muchas más vivencias que sus ocho años de edad. Encogido de frío tras el pupitre que comparte con otros dos niños en la improvisada escuela, el arrojo del chico le hace levantar la mano cuando se pide un voluntario para explicar por qué él y sus compañeros no pueden ir a sus antiguos colegios de Aleppo, donde este año la guerra abortó el inicio del curso lectivo. “Ya no podemos ir porque bombardean los colegios con aviones. Cortan las carreteras con puestos de control y ponen a francotiradores. Si nos intentamos acercar, nos disparan. Por eso venimos aquí a estudiar”.
En la casa de Abdel Fadel, un ingeniero de Alepo que ha decidido convertir su vivienda en una escuela para mantener a los niños del barrio ocupados y alejarles de la violencia, el jaleo que generan las voces de unos 50 críos contrasta con el silencio de las calles. Pero los niños no hablan de cromos, exámenes o juegos. Hablan de las bombas, de sus familiares heridos, de sus conocidos muertos y del futuro de un país que se desintegra ante la apatía internacional condenando a una generación al olvido.
“Yo, antes de que abrieran este colegio, me pasaba todo el tiempo en casa. No sé nada de mis amigos, ni tampoco de muchos de mis vecinos porque se han marchado. Y todo el rato estoy asustada porque tengo miedo a morir”, musita Dania, siete aterrorizados años, envuelta en un abrigo rojo. “Hace tres semanas bombardearon mi casa. Me abracé llorando a mi madre, pero no nos pasó nada. Desde que empezó esta situación no sé nada de mis antiguos compañeros de colegio”, añade Rima, de siete años, tras pedir su turno levantando la mano.
Los pupitres donde se sientan Mohamed, Dania o Rima, como casi otro centenar de niños que los ocupan por turnos, han sido alquilados por Abdel Fader, que ha invertido en su propia escuela unas 100.000 libras sirias, el equivalente a unos 1200 euros. Durante varias semanas buscó en colegios privados, cerrados por la violencia, tanto pupitres como mapas, proyectores, pizarras e incluso temarios y libros escolares. Hoy, su casa es lo más parecido a una escuela de campaña, un improvisado centro lectivo que concede a los pequeños unas horas de normalidad en un entorno caótico.
“No podemos reabrir las escuelas por los bombardeos. Al principio pensamos en dar clases en la mezquita, pero tenemos el mismo problema: como los colegios, los templos también son bombardeados”, explica Abdel Fader mientras el imam de una mezquita cercana, que ejerce como uno de los profesores, asiente. Fue este clérigo quien comenzó a promover la iniciativa cada viernes en el templo, objetivo de un bombardeo del régimen pero aún operativo: eso y el boca a boca hicieron que el número de alumnos creciera de forma espectacular en 10 días. “El primer día había 30 niños, el segundo 40. La segunda semana eran 60. Hoy, tenemos entre 70 y 80 estudiantes de primaria y 17 de educación secundaria”.
“La idea de abrir la escuela la teníamos desde hace dos meses pero sólo lo logré hace 10 días. Mis propios hijos necesitaban un sitio donde aprender y tener cierta normalidad, así que decidí montar mi propio colegio”, explica este ingeniero eléctrico de 35 años. Los medios son muy precarios. Gruesas cortinas hacen las veces de puertas, una pizarra de plástico blanco y seis pupitres conforman cada una de las tres aulas operativas. Han conseguido un proyector que esperan poder emplear si la electricidad, que sufre cortes contínuos, lo permite. Abdel Fader guarda en una caja de cartón media docena de radiadores usados, adquiridos con sus propios fondos, que prepara pacientemente para el invierno. El proyecto es tener seis aulas para montar algo “lo más parecido posible a una escuela de verdad”.
Las clases apenas duran dos horas por falta de medios. Los chicos pagan 50 libras sirias -menos de 10 céntimos de euro- semanales destinados a una suerte de cantina, donde se les reparten galletas o patatas fritas tras la clase, antes de emprender el regreso a sus hogares. El jardín privado, donde una pequeña higuera y varios rosales desafían el escenario bélico, sirve a los críos para desfogarse, jugar a la comba y sentarse en grupos donde compartir confidencias. “Aquí los niños son felices”, argumenta Abdel Fadel. “Las clases empiezan a las nueve, pero algunos llegan a las 7 y prefieren esperar aquí que estar en sus casas haciendo tiempo”.
Los alumnos proceden de un sector determinado de la ciudad de Aleppo -los profesores prefieren que no se mencione de forma explícita por miedo a represalias del régimen- y cada uno ha tenido diferentes experiencias con la violencia. Algunos, los menos, han perdido a familiares o amigos; otros -media docena- son ahora desplazados después de que las explosiones destruyeran sus casas. Varios huyeron al principio de la batalla de Alepo a la provincia con la esperanza de que la violencia acabase pronto: volvieron cuando se les acabaron los medios para subsistir. Todos se reconocen aterrorizados por los bombardeos aéreos, los puestos de control militares, los francotiradores y los combates.
“El Ejército de Assad bombardea carreteras, mezquitas y colegios incluso si no hay Ejército Libre de Siria cerca. ¿Qué están haciendo con nosotros? Nos bombardea cuando esperamos en las colas de las panaderías, para culpar luego al ELS”, denuncia Wael, de 13 años, en la aula vecina A medida que los primeros niños rompen la desconfianza inicial para intervenir, el resto de la clase se va animando a compartir sus experiencias. Inquiridos sobre cuántos tienen familiares heridos, cuatro levantan la mano. El propio profesor se levanta la pernera del pantalón revelando varias cicatrices. “Estaba en la calle cuando arrojaron una bomba de clavos”, explica en referencia a una de las armas más usadas por el régimen al principio de la represión.

“Los críos no necesitan clases sino asistencia psicológica”, aduce Jamal, de 40 años, el único de los maestros que ya antes de la revolución ejercía como profesor en una escuela que, según su testimonio, ha resultado bombardeada. “Ahora es muy duro impartir clase porque no se concentran. Intento enseñarles inglés y me responden en árabe hablando de la última explosión, de las bombas y de la muerte. Se me encoge el corazón. Hace unos días estábamos trabajando en expresión oral y les pedí que me contaran una experiencia reciente. Uno de los niños levantó la mano y empezó a contar cómo su primo había muerto por esquirlas de metralla días atrás. Rompió a llorar. Y yo tengo que dejar la clase y comenzar a hablar con ellos, dejar que se expresen para que lo superen”. Todos los maestros coinciden en que, en los peores momentos, animan a los chicos a hacer ejercicio -una mesa de pingpong es lo más parecido a una instalación deportiva del centro, aunque suelen permitirles jugar al fútbol en la calle si no hay bombardeos- para que liberen tensión.
El profesor saca de un cajón de su mesa un puñado de folios. “Ayer les pedimos que hicieran una redacción sobre lo que está pasando”, explica. El primero de los trabajos está escrito por Ayman, de nueve años. “Cuando había vida, mi querido país era un lugar maravilloso”, comienza. “Pido lo siguiente: que acaben los bombardeos, las masacres, los disparos de los dos bandos y la violencia. Quiero que la gente pueda regresar a sus casas, que este presidente se vaya y que tengamos un presidente que sea elegido por la gente y que no mienta ni mate, que arregle nuestros problemas y reconstruya nuestro país. El nuevo presidente no puede cortarnos nunca la luz ni el agua. El nuevo presidente debe obedecer en todo al pueblo, incluso si le piden que deje el poder”.
“Los niños han cambiado”, dice Abdul Qader, que ya impartía clases de religión en la mezquita antes de la guerra. “Ahora son más maduros, más abiertos al aprendizaje. Es posible que esta situación les haga más adultos y nos ayude a mejorar”.  Por el momento hay tres clases, cada una de ellas con seis pupitres compartidos por tres e incluso cuatro niños cada uno. Cinco profesores -todos con educación universitaria, sólo uno de ellos profesor profesional- se reparten varias materias como inglés, árabe, matemáticas y religión.
Otro de los objetivos de los profesores es que los alumnos, en especial los adolescentes, no queden atrapados por la violencia en un entorno en el que es frecuente ver en las brigadas a críos de 16 y 17 años empuñando armas. “Este es un barrio de clase media alta, la gente es educada. Pese al ambiente bélico que vivimos, los jóvenes no piensan en militar en grupos armados. Pero cuanto más pobres y desesperados, más posibilidades tienen de creer que no les queda más opción que combatir”.
Abdul Fadel, cuando comenzó la revolución siria, no estaba precisamente a favor de las manifestaciones. “Aquí en Alepo pensábamos que en realidad no había protestas, que era todo propaganda de Al Jazeera y que los medios internacionales mentían. Hasta que empezaron aquí las manifestaciones y nos reprimieron como el resto del país. Era la televisión siria la que nos mentía. Ahora bien, lo único que queremos es la paz”. El imam incide en que la actual contienda perjudica terriblemente a la sociedad siria, como opinan muchos de los activistas que promovieron las manifestaciones iniciales y también la aparición del Ejército Libre de Siria para defender a los civiles que tomaban las calles pero que ahora se consideran rehenes de una guerra civil indeseable.
“Apoyamos la revolución si todos estamos unidos en contra de un solo enemigo. El ELS debería ser mejor que el régimen, y a veces actúa como el propio régimen”. El ingeniero se distancia con estas palabras de las dos partes que han condenado a Siria a la violencia, a diferencia de otro de los profesores. “No nos bombardean porque haya presencia de los rebeldes. Las bombas no caen en las posiciones del ELS, caen en toda Siria. En escuelas, en mezquitas, en edificios de apartamentos, ¿cómo pueden matar a su propio pueblo?”, se interroga Jamal.”Los desertores no bombardean a la población civil. La culpa es del régimen por habernos bombardeado”, añade Abdul Qader.
Como le sucede al imam, el maestro Jamal se ofende ante la idea de equiparar a los dos bandos en liza. ”Este régimen es responsable del asesinato de niños, así que no se pueden comparar los errores que comete el FSA con los del régimen. Además, el FSA no ha caído del cielo. Somos nosotros, somos el pueblo sirio, son los sirios que intentaron defendernos a todos del régimen. ¿Errores?, claro que sí. No son ángeles, pero quienes están a las órdenes de Bashar al Assad son diablos”.
http://periodismohumano.com/en-conflicto/educar-bajo-las-bombas.html

viernes, 16 de noviembre de 2012

Día Internacional para la TOLERANCIA. 16-N



Movimiento contra la Intolerancia conmemora el Día Internacional de la Tolerancia mediante la realización de actividades educativas en cientos de Institutos de Enseñanza Secundaria de varias ciudades españolas. De esta manera, la ONG sigue el mandato de la Asamblea General de Naciones Unidas, que en 1996 instó a sus Estados Miembros a que realizaran actividades educativas para promover el valor de la Tolerancia en sus centros de enseñanza. 

Contexto 

La UNESCO en su definición de Tolerancia subraya como elementos esenciales del término el respeto, la aceptación y el aprecio de la rica diversidad humana. Es decir, hace del concepto un valor activo que conlleva acción. Lo despoja por tanto de cualquier connotación de condescendencia, pasividad, aceptación de algo molesto, etc. Y en este sentido lo incorpora el Tratado de la Unión Europea, en su artº 2, como un valor superior en el ordenamiento jurídico de la Europa democrática. 

Diagnóstico 

La ONU instauró el Día Internacional para la Tolerancia como consecuencia de la alarma producida por la intensificación de los actos de intolerancia, violencia y terrorismo que se venían produciendo a mediados de los años 90. Hoy en día, el diagnóstico es tan alarmante como entonces. La crisis, aunque no en exclusiva, propicia un escenario social en el que: 

· Crece la intolerancia frente a colectivos vulnerables y diferenciados. 

· El discurso del odio se extiende en internet sin apenas limitaciones. 

· Grupos y partidos populistas agitan contra la diversidad y la convivencia. 

· El populismo xenófobo alcanza réditos electorales impensables hace no mucho tiempo en muchos países de Europa. 

· Los grupos neonazis persisten en su violencia contra grupos vulnerables y diferenciados 

Por todo ello, Movimiento contra la Intolerancia insta a instituciones públicas y sociedad civil a que pongan freno a la dinámica delo odio y la intolerancia, para garantizar un presente y un futuro en el que los valores que emanan de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, sigan siendo el corazón de nuestro sistema de convivencia. 

El acto central tendrá lugar en Málaga en el Instituto Jardín de Málaga a las 9.15h del viernes 16 de Noviembre.

lunes, 12 de noviembre de 2012

20 Aniversario del Crimen RACISTA y XENÓFOBO de LUCRECIA PÉREZ


Lucrecia Pérez llegó a Madrid hace 20 años. Su objetivo era trabajar para garantizar los estudios de su hija Kenia y volver un día para construirle una casa digna. Viajó, como todas, comprometiendo todo su dinero en manos de mafias. La ruta sin retorno comenzó en Vicente Noble, de allí a Santo Domingo. En el primer vuelo de su vida llegó a Nueva York, de allí saltó a París, luego a Bilbao y finalmente en tren hasta Madrid Las mafias eludían así los habituales controles policiales que deportaban a cientos de personas en el aeropuerto de Barajas.
En Madrid comenzó su trabajo como empleada de hogar, pero fue despedida al poco tiempo y malvivía en las ruinas de la discoteca Four Roses en Aravaca. En este barrio, las cientos de dominicanas internas se reunían los jueves en la plaza "Corona Boreal" para charlar, divertirse y reencontrarse con sus antiguas vecinas de Vicente Noble. Algunos vecinos de la localidad protestaban por su presencia, por sus voces, por su cultura.
Para expulsarlas de la zona, los municipales les pedían los papeles diariamente y trataban de desalojarlas de las ruinas de la discoteca. El 1 de noviembre la policía intentó llevarse detenidas a dos dominicanas indocumentadas de la plaza, por lo que el resto saltaron en defensa de las compañeras y el altercado se saldó con cinco heridas y numerosas detenidas. Los periódicos difundieron lo sucedido en todo el país. Una parte de la prensa mediática jugó un papel muy importante en lo sucedido, señalando a los migrantes como delincuentes. La mecha estaba encendida.
Las mentes más oscuras y racistas comenzaron a ver aquello como el símbolo y el objetivo de su xenofobia. A las nueve de la noche del 13 de noviembre de hace 20 años, el guardia civil Luis Merino Pérez de 25 años efectuó los disparos que acabaron con la vida de Lucrecia, mientras le acompañaban los menores Felipe Carlos Martín, Víctor Julián Flores y Javier Quílez, de 16 años.
Los asesinos dispararon indiscriminadamente contra los dominicanos que cenaban una sopa a la luz de una vela y huyeron en un coche que les esperaba. Lucrecia Pérez Matos, de 33 años, que llevaba solo un mes y tres días en España, fue alcanzada por dos tiros, uno de ellos en el corazón, e ingresó ya muerta en el Hospital. Hubo otro herido grave, Porfirio Elías, también dominicano, vecino hoy día del municipio de Pozuelo.
Los fascistas se reunían en la Plaza de los Cubos y desde allí salieron hacia el lugar que señalaban los periódicos.
"Lucrecia murió asesinada por ser pobre y negra".
La España del momento descubrió el racismo y la xenofobia que llevaba dentro sin saberlo. La Transición no había acabado con el fascismo, que aún vivía, impune, en nuestras calles.
El altar con flores recogió el pesar de las gentes honestas en esta plaza de las dominicanas. Miles de ciudadanos se manifestaron en Madrid y en toda España contra la xenofobia. El Congreso de los Diputados, la Asamblea Regional de Madrid y tantas instituciones, partidos, sindicatos y asociaciones condenaron el brutal asesinato. Frente a la Four Roses el Ayuntamiento levantó un monolito en su memoria, pero no es suficiente: la plaza de las dominicanas debiera llevar el nombre de Lucrecia Pérez.
Hoy en día, según datos del INE, la población migrante empadronada en la Comunidad de Madrid es de más de 1 millón de personas, más de un 15% de la población madrileña. De los cuales más de 900.000 tienen su situación regularizada. Además, cabe puntualizar que hace ya dos años que la población migrante empadronada desciende en nuestra Comunidad.
La incorporación de la población extranjera trabajadora a la Región es considerada por todos los expertos sin discusión, un factor determinante en el crecimiento económico y del empleo que la Comunidad de Madrid ha tenido en los últimos 14 años.
Sin embargo, el contexto de crisis actual está impactando más fuertemente en esta población, fruto de su presencia en los sectores productivos más castigados y por tratarse de ámbitos laborales de precariedad, temporalidad, abuso, discriminación e incluso, explotación laboral, lo que aumenta claramente la vulnerabilidad laboral de las personas migrantes.
Desde la Plataforma Ciudadana Contra el Racismo y la Xenofobia denunciamos el trato mercantilista que se hace de los migrantes, utilizándoles como mano de obra barata y rechazándoles en el momento en que dejan de ser "útiles" para el sistema capitalista, ya que estas personas emigran por razones económicas en un mundo donde el capital se mueve libremente.
Creemos que es importante usar el término migrante pues representa una tendencia global por la cual los ciudadanos de diversos países tienen que dejar sus lugares de origen por condiciones económicas. En un país como España, donde son más los que se marchan que los que vienen, hablar de inmigrantes y emigrantes elimina una crítica más global a la dificultad de la movilidad de las personas frente a la total libertad de la que disfrutan los capitales.
Rechazamos una ley de extranjería que aplica la represión policial como solución a la migración de personas que solo buscan sobrevivir. Esta ley, además de las campañas mediáticas del gobierno, lleva a la exclusión social del colectivo de migrantes fomentando el racismo con redadas policiales e internamiento en CIES, que presentan la figura del "sin papeles" como un sujeto invisible o como un peligro social, controlable solo con los medios de orden público. El discurso positivo de la migración ha sido sustituido o por el más absoluto de los silencios, o por planteamientos sesgados, falsos y rotundamente discriminatorios, que pretenden de forma intencionada, imputar responsabilidades a las personas extranjeras.
Entendemos que esta política de control reprime los derechos y libertades de estas personas, rebajando su calidad de vida. La reciente reforma sanitaria que construye la existencia de dos mundos, el "legal" y el "ilegal" y excluye a los migrantes según su situación administrativa de asistencia sanitaria pública y gratuita, supone una violación de sus derechos fundamentales y un peligro para la sociedad en su conjunto.
Todas estas actitudes xenófobas por parte del gobierno y la población son déficits democráticos, caldo de cultivo para el surgimiento de bandas fascistas, sobre todo en época de crisis como la que vivimos. No aceptamos ningún tipo de agresión por razón de sexo, raza o ideología, pues las consideramos la visión más violenta y descarnada del racismo, el sexismo o el totalitarismo.
Por todo esto nos juntamos hoy, para recordar a Lucrecia Pérez, porque ni olvidamos ni perdonamos, ni a los culpables ni a los responsables del asesinato.
Concentración en memoria de Lucrecia Pérez
La Plataforma Ciudadana Contra el Racismo y la Xenofobia realizará una concentración-manifestación hoy lunes día 12 de noviembre, a las 19 horas, en la plaza Corona Boreal (Aravaca). Así mismo están previstos otros actos para el día 11 a las 18,30 horas en los locales de ACROLA (centro comercial de urbanización Rosa Luxemburgo de Aravaca) en el que se proyectará el documental sobre Lucrecia Perez.
http://www.eldiario.es/zonacritica/Lucrecia_Perez-racismo-asesinato_6_68303179.html
http://www.movimientocontralaintolerancia.com/html/Admin/verNoticia.asp?cod=2062&esBusq=True

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Por Fin: EL MATRIMONIO HOMOSEXUAL ES CONSTITUCIONAL


El Pleno del Tribunal Constitucional acordó este martes, por una amplia mayoría de 8 contra 3 magistrados, avalar la constitucionalidad de la Ley de Matrimonios Homosexuales de 2005, y rechazar el recurso planteado contra dicha norma por el Partido Popular.
Fuentes del tribunal explicaron que, a favor de que la Ley es constitucional, votaron el presidente, Pascual Sala, y los magistrados Pablo Pérez Tremps --ponente de la sentencia--, Luis Ignacio Ortega, Encarnación Roca, Adela Asúa, Manuel Aragón, Fernando Valdés y Francisco Pérez de los Cobos. Los siete primeros forman parte del bloque progresista, mientras que el último es considerado conservador.
De ellos, Aragón presentará unvoto particular concurrente, al estar de acuerdo con el fallo pero discrepar de alguno de sus razonamientos jurídicos.
Los tres jueces que han votado en contra son: el vicepresidente del Tribunal, Ramón Rodríguez Arribas, y los jueces Andrés Ollero y Juan José González Rivas. Todos ellos emitirán votos particulares discrepantes explicando los razonamientos que, según ellos, debieron conducir a estimar el recurso del PP. El texto íntegro de la sentencia y de los votos particulares se conocerá en los próximos días.
Al amparo de la normativa se han celebrado en España, desde el 30 de junio de 2005, cuanto entró en vigor, un total de 22.124 bodas entre personas del mismo sexo, según los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística. De ellas, menos del 5% (897) han acabado en divorcio o separación.
El refrendo del Constitucional a la Ley, que ha tardado siete años en resolver, les permite respirar tranquilos y no tener que pensar en cambios en su estado civil. Hasta ahora, el Gobierno del PP, por boca del ministro de Justicia, había manifestado que aceptaría lo que dijese el Constitucional, es decir, que no reformaría la Ley en caso de que se desestime su recurso. Hoy, Mariano Rajoy dejó la cosa en el aire y pospuso la decisión del Ejecutivo a que se conociese la resolución del TC.
La Ley corrigió el Código Civil para abrir la puerta a los matrimonios entre homosexuales, con Juan Fernando López Aguilar como ministro de Justicia y José Luis Rodríguez Zapatero como presidente. El proyecto fue aprobado tras reuniones del entonces ministro con los colectivos de gays y lesbianas, que reclamaban el reconocimiento del derecho y que se llamase matrimonio, lo que era rechazado por un sector del Partido Popular, que prefería que se denominasen uniones.
Pese a la división en sus filas al respecto, el presidente del PP, Mariano Rajoy, dió el visto bueno el 1 de octubre de 2005 a la presentación de un recurso de inconstitucionalidad contra la Ley, al estimar que vulneraba siete preceptos constitucionales, y en particular, el número 32, que señala que "el hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica".El recurso interpretaba que, con esa fórmula, la Constitución elevó "al máximo rango de jerarquía normativa la concepción tradicional del matrimonio entendida como la unión de un hombre y una mujer".
El Constitucional ha tardado siete años en resolver el recurso. Ha votado ampliamente a favor una ponencia redactada por el magistrado Pablo Pérez Tremps, un catedrático nombrado en 2004 para el tribunal por el Gobierno socialista. Su texto avala la Ley y rechaza el recurso.
En este caso, además, no ha votado el magistrado Francisco José Hernando, quien se abstuvo de intervenir en las deliberaciones el pasado mes de julio por haber apoyado, cuando presidía el Consejo General del Poder Judicial y el Supremo, un dictamen particularmente duro con la Ley, que dudaba de su constitucionalidad. "El matrimonio, o es heterosexual, o no es", decía aquel informe. Hernando es del bloque conservador.