martes, 18 de diciembre de 2012

El colapso del Estado, el auge del neonazismo


Hablamos con ciudadanos, periodistas, políticos, activistas sobre lo que está pasando en Grecia donde muchos opinan que el viejo sistema político está muerto y que este país es el principal campo de batalla del asalto financiero liderado por instituciones internacionales y alemanas

Otros, que toda la culpa la tienen los inmigrantes.


El 7 de noviembre, Atenas volvía a arder. Frente al Parlamento, donde se alcanzaba otro monstruoso acuerdo, las unidades de policía especial golpeaban a niños y mujeres mayores. El mayor paquete de medidas de austeridad había sido impuesto. En las calles, se lanzaban cócteles molotov, se coreaban consignas y los gases lacrimógenos hacían llorar a la gente. De hecho, podemos decir que Atenas es oficialmente la capital del llanto de Europa.
Y de nuevo, todas estas medidas serán probablemente inútiles. La votación que se estaba realizando dentro de los gruesos muros del Parlamento ha sido acordada previamente. La infraestructura pública está siendo desmantelada hasta la Edad de Piedra y los últimos recortes sólo garantizan el empeoramiento de la situación. A los pobres habitantes de este gigante laboratorio llamado Grecia no se le ha ofrecido ni siquiera el lujo de una alternativa. Sólo les queda la opción de quejarse y manifestarse. Y claramente no es suficiente.
Un país sin soberanía difícilmente es un país. Grecia es ahora una grotesca marioneta de los mercados financieros internacionales. La élite política griega está subcontratada por los intereses extranjeros, principalmente de la corporación llamada Unión Europea. Sus intereses más inmediatos son convertir a esta tierra en una nueva Asia en el centro mismo de Europa. En el nombre del santo grial llamado ‘competitividad’, el pueblo griego está siendo despojado de su modo de vida.
Protesta contra el nenonazismo en Atenas (Jure Erzen / Delo)
Y esto es lo que nos espera en el futuro al resto de la ciudadanía europea. ¿Cuánto van a tardar las ‘zonas de libre empresa’ en aparecer en nuestro entorno? La llamada ‘zona de libre empresa’ es una unidad de producción alimentada por el desastre que el capitalismo ha sembrado en todo el mundo. Cuatrocientos euros de salario mensual sin beneficios sociales y montones de horas extras gratis: esto es lo que el trabajador europeo de mañana puede esperar a la vista de lo que está ocurriendo. Y si en la  moderna y competitiva Europa alguien se queja, cincuenta esclavos más viejos se pegarán por conseguir ese trabajo. En este momento podemos poner una enorme pegatina de ‘Hecho en China’ sobre todo nuestro continente. La educación y la salud empiezan a ser ya privilegios de los ricos.
El nazismo enseña su feo rostro
En este momento, ¿hay algo que pueda parar el auge neoliberal? La vieja, impotente, arrogante, totalitaria y derrotada ‘izquierda’ no parece tener legitimidad entre la población para intentarlo. La nueva izquierda parece  tímida y sin las ideas demasiado claras. ¿A quién se puede dirigir un joven enfadado con lo que está ocurriendo para entrar en la arena política? ¿Hay acaso una solucion política para este desastre? ¿Pueden los manifestantes trascender del nivel callejero? ¿No hay alternativa posible a la escalada del sangrado social? ¿2012 es igual a 1937?
Estas preguntas son igual de relevantes ahora en Grecia que en el resto de Europa.
¿Quién vendrá a plantarle cara a los okupas financieros y a la fuerte marea neonazi? El apoyo popular al partido Amanecer Dorado, el partido neonazi, está creciendo rápidamente. Syriza, la unión de lo que alguna gente lllama la nueva izquierda, es fuerte en las urnas pero está en baja forma políticamente. Para luchar contra los neonazis sería necesario un inequívoco apoyo de las instituciones democrácticas europeas, pero la situación es exactamente la contraria. En Bruselas, la nueva izquierda liderada por Alexis Tsipras es percibida como el archienemigo. Las políticas xenófobas europeas no han hecho nada para ayudar en la crisis griega con la inmigración y los eurócratas no prestan la atención que deberían a los neonazis. Cualquiera que observe el desmantelamiento de la democracia más antigua de Europa contempla cómo es sólo cuestión de tiempo que se extienda al resto del continente. Los neonazis de Grecia son sólo los primeros hijos de la nueva Europa.
Manifestación antineonazismo en Atenas (Jure Erzen / Delo)
En las elecciones de junio Amanecer Dorado ganó 18 escaños parlamentarios. De acuerdo con las encuestas, ahora tiene el apoyo del 12% de los votantes. El porcentaje crece incesantemente. No sorprende que los neonazis estén volviéndose más descarados en su batalla contra los inmigrantes y contra todos aquellos que estén en desacuerdo con las posiciones de su partido.
Durante mi visita esta primavera, uno podía observar las violentas peleas entre los más belicosos neonazis y los más desventurados inmigrantes africanos y asiáticos. Los ataques solían tener lugar durante la noche. El racismo es una parte importante de las políticas griegas. Entre 2006 y 2011, las autoridades recibieron 89.575 peticiones de asilo. Sólo 929 fueron aprobadas. El sistema para la aceptación de esta condición estaba y está controlado por la policía.
Incluso antes de esta primavera, los neonazis podían agredir a los inmigrantes sin muchos obstáculos. La policía solía mirar hacia otro lado. Hoy, el embrutecimiento de la política griega es oficial. En los últimos cuatro meses, las autoridades de Atenas han cumplido una grotesca campaña por la que han ‘limpiado’ las calles de más de 50.000 inmigrantes. La mayoría de ellos han sido trasladados a los llamados centros de detención, es decir, prisiones. La policía ha llevado a cabo redadas de identificación racistas, pidiendo la documentación a las personas por su aspecto físico. Los miembros de Amanecer Dorado han estado al frente de este gigante tarea, rastreando vecindarios enteros ellos mismos, destrozando comercios de inmigrantes y siendo elogiados por la población local a menudo.
“Ellos solían hablar pestes de nosotros e insultarnos, pero eran sólo palabras. Ahora estamos en ese punto donde empiezan a matar gente“, dice Javed Aslam, el líder de la comunidad paquistaní en Atenas. Aslam siente que Grecia es ahora un pueblo con dos conjuntos de leyes. Uno aplicado a los neonazis que han sido mimados y protegidos por la policía. El otro aplicado a los inmigrantes, que han sido desprovistos de cualquier protección legal. Aslam culpa a las autoridades griegas dirigidas por Nueva Democracia, un partido que gano mucho apoyo enarbolando su discurso antiinmigración. Lo que están haciendo los miembros de Amanecer Dorado en las calles es sólo una aplicación en la vida real de su retórica”.
Manifestación frente al Banco de Grecia el 14 de noviembre de 2012 (J.E. /Delo)
Dimitris Psaras, autor de La Biblia Negra, un libro sobre Amanecer Dorado, está convencido de que la influencia neonazi está llamada a crecer. En su libro documenta el fuerte vínculo entre Amanecer Dorado, la política griega y las empresas privadas griegas. “Es común que una persona pueda pertenecer a estas tres organizaciones al mismo tiempo”, escribe Psaras. “Socializan en los gimnasios y en ciertos cafés conocidos por ser propiedad de miembros de Amanecer Dorado o de simpatizantes”. Las observaciones de Psaras están respaldadas por las de Teodora Oikonomides, que trabaja para la alternativa Radio Bubble. Cree que la xenofobia y el discurso chovinista perfeccionado por Amanecer Dorado es ahora el oficial de los gobernantes. “Negándose a actuar contra Amanecer Dorado”, entiende Oikonomides, “los políticos griegos y sus colegas europeos han abierto la caja de Pandora que no volverá a cerrarse jamás”.
Las sombras de la dictadura
Kristos Manouras, portavoz de la policía griega, se niega a establecer vínculos entre Amancer Dorado y las fuerzas del Estado. Sin ninguna aparente ironía, explica que las redadas de la policía en los barrios han hecho de Atenas un “lugar más humano”.
Ilias Panagiotaros, parlamentario de Amanecer Dorado, niega categóricamente que estén criticando a los inmigrantes indocumentados. Panagiotaros es el propietario de una tienda de artículos de deporte y parafernalia nacionalista en el centro de la ciudad. Entre otros artículos, la tienda expone alegremente el retrato del criminal de guerra serbio Zelko Raznatovic Arkan. Como a este reconocido carnicero, a Panagiotaros le gusta culpar de los ataques a las víctimas.
“El único ataque violento que está teniendo lugar en Grecia son los ataques que los inmigrantes están llevando a cabo contra la población local”, clama. “Los metodos adoptados por los partidos sólo hacen llevar la batalla política del Parlamento a las calles”. Hablando sobre la información aparecida en la prensa, Panagiotaros estaba feliz de confirmar que alrededor del 60% de los policías apoyan a Amanecer Dorado. “¡Y esa cifra crece cada día!”. En opinión de este hombre, una guerra civil está teniendo lugar en Grecia. “La sociedad griega está lista para luchar. De un lado, nosotros, los patriotas griegos que estamos preparados para recuperar el país que una vez tuvimos. En el otro lado, están los inmigrantes ilegales y los anarquistas que han intentado meter fuego a Atenas en sucesivas ocasiones. Estamos luchando contra el sistema político actual, contra los banqueros extranjeros y nacionales, y contra los invasores extranjeros, los inmigrantes”.
Protesta frente al Parlamento el 11 de noviembre de 2012 (J. E. /Delo)
Panagitaros es, obviamente, uno de los que participan en esta guerra seriamente. Hace un mes, lideró el asalto al Teatro Chyterio, donde se representaba el Corpus Christi de Terence McNallys. De nuevo, la policía miró hacia otro lado mientra los neonazis descargaban su odio contra la audiencia. El director teatral, Laertis Vasiliu, declaró después que esto había sido el Kristalnacht, la noche de los cristales rotos, de Grecia.
Vasiliu contó a los periodistas que los trabajadores de su teatro y sus familias habían sido amenazadas en numerosas ocasiones por teléfono. Estas llamadas no son, por supuesto, algo que la policía considere que debe investigar. “La Comisión Europea para los derechos humanos, el Parlamento europeo y el griego han fallado al no tomar medidas”, advierte Vasiliu. “Europa debe actuar con contundencia si piensa que El Tercer Reich es algo que no debería repetirse“. El diputado de Amanecer Dorado ha propuesto la expulsión de todos los hijos de inmigrantes de las guarderías griegas. También ha solicitado una lista oficial de las guarderías con mayores porcentajes de niños inmigrantes. El ministro de Educación ha aprobado su petición.
Desmantelando lo público
El 9 de noviembre, las calles de Atenas vieron otra huelga, esta vez de empleados de varios servicios públicos. Estaban decididos a ir a la huelga en contra del despido de 7000 trabajadores. Unos cuantos cientos de persona con rostros visiblemente de cansancio marcharon dignamente por las avenidas. Les acompañaba la calidez del sol otoñal, pero el ambiente era derrotista. Amilanados por la ansiedad, estaban demasiado cansados para gritar y romper ventanas. Sus vidas llevan demasiados meses en tensión para conservar alguna esperanza. Basureros y funcionarios de elevada cualificación andaban juntos. Todos ellos víctimas de las medidas, tras medidas, de austeridad, la sucesión de paquetes aprobados por las instituciones financieras internacionales cuyas promesas de mejora son una mentira vacía. Grecia es el escenario del monumental experimento de la esclavitud de nuestros días. En palabras de Gianis Dragasakis de Syriza: “El primer memorándum nos llevó a salarios del nivel de los Balcanes. El segundo, servicios públicos de Europa del Este. El tercero, nos convirtió en un país del Tercer Mundo”.
Una escena callejera de Atenas, 9 de noviembre de 2012 (J. E. / Delo)
Makis Giamallis, un empleado de los servicios municipales de Glyfada, en la costa de Atenas, afirma convencida: “En los últimos dos años, nuestras vidas han sido transformadas sin vuelta atrás posible. ¡Se nos ha robado todo, no sólo el dinero! La gran privatización de todo lo público está en marcha. Incluso los servicios más básicos como la recogida de basura ha sido privatizada. ¡Nos lo están quitando todo, todo! Cada dos meses bajan nuestros salarios. Muchos de mis amigos han perdido sus trabajos. Muchos de ellos han gastado sus últimas reservas y ya no pueden pagar sus hipotecas. Algunos de ellos han terminado en la calle. El hambre está presente ahora en Atenas, incluso en algunos de los barrios más pijos de la ciudad. Ayer me contaban que diez personas de nuestro barrio están seguros de que van a perder sus empleos el próximo año. Uno de ellos es una madre soltera de 28 años. Pero a nadie le importa la situación de los trabajadores. Somos números, nada más. Parecemos peso muerto, basura. Hace mucho que Grecia dejó de ser un país: ahora es un campo de entrenamiento para la devastación total realizada por el capitalismo. Lo que estamos viendo aquí es sólo el principio”.
Gianallis tiene 25 años de trayectoria en el servicio público. Pero me contaba cómo está listo para ser expulsado a la calle con el resto. “Mi única opción es protestar y apoyar a mis colegas. Muy pronto, estaré en la misma posición”.
La juventud de una defenestrada nación
El 14 de noviembre, 23 países europeos celebraron protestas contra las medidas de austeridad. En la mayoría de los países, sorprendentemente, poca gente las apoyo. Katarina Kanilopulu, una abogada y activista de 29 años de Atenas, es una de las que se lo tomó como una cuestión personal y profesional. Cuando hablé con ella, sentada en las escaleras del Parlamento, en la plaza Syntagma, parecía atormentada y desencantada, así que no hubo interrupción en el siguiente monólogo.
“Grecia está vencida y humillada. Tanto mi nación como mi generación han sido completamente deshonradas. Y yo defino a mi generación de manera amplia, entre los veinte y los treinta y cinco años. ¿Quieres saber nuestro gran defecto? Estamos eligiendo actuar como individuos, no como un colectivo. Actualmente, creo que no hay nada que podamos llamar sociedad griega. Somos solos unos millones de egoístas enfadados, personas jodidas por sus propios problemas materiales. La triste lección es que la mayoría de nosotros no tenemos ni idea de lo que es una sociedad. Hay unos cuantos grupos de jóvenes bien organizados buscando alternativas, pero ¿cómo mantienes tu planteamiento entre una amplia mayoría de consumistas egoístas? Nuestra comunidad ha fallado en los últimos 20 años y nosotros, el pueblo, estábamos ciegos en este sentido. Esto nos hace culpables.”
Un hombre pidiendo ayuda en la calle el 11 de noviembre de 2012 (J. E. / Delo)
El sol volvía a brillar donde estábamos sentados pero a nadie le importa. La joven abogada me cuenta que solía ser idealista pero que ahora nada le permite ser optimista. “La única clase de sentimiento optimista que escuchas por aquí es el basado en la ignorancia”. Katarina está convencida de que la política como la conocíamos hasta ahora ha sido derrotada para una buena temporada. Encuentra estúpido esperar cambios surgidos de los resultados de unas elecciones. Siento que tengo que citar a Noam Chomsky, así que digo: “Sólo porque puedas votar y ellos no te disparan no deberías pensar que vives en democracia”. Katarina se muestra absolutamente de acuerdo.
“Necesitamos una nueva base para nuestra batalla de clase” dice con el ceño fruncido. “La democracia parlamentaria ha sido comprada por los grandes negocios  y esto ocurre en toda Europa, hay muy pocas excepciones. Y esta nueva base no puede ser ideológica. Pero para crear esos nuevos pilares necesitamos deshacernos de todos nuestras asunciones sociales, económicas y políticas. Al haber entrado en contacto con el poder, todas ellas están corruptas. Quizas necesitamos desechar la política también. Syriza puede estar liderada por unos cuantos rostros jóvenes y frescos, pero en cualquier caso están cortados por la misma base que la antigua política. Sólo necesitas mirar sus pasados. Tsipras está presentándose como un intelectual, ¿verdad? Pero si él alcanza el poder y da a la gente dos trozos de pan más que su predecesor, el pueblo estará listo para arrodillarse ante él. ¿Qué ocurre con el pensamiento crítico? ¿Qué hay de la democracia? Incluso cuando era estudiante ya me di cuenta de que había algo terrible con nuestro país. Ahora vemos las consecuencias. Hoy Grecia es un estado medio totalitario. Y la vacuna está siendo rápidamente impuesta por los jóvenes neonazis aprovechándose de su radical interpretación de este desastre económico”.
La muerte de la democracia
Estos días el periodista griego D. habla muy rápido. En su país, el derecho a la libre expresión está siendo fuertemente limitado. El tristemente conocido arresto del periodista que publicó la lista de los dos mil ciudadanos griegos que habían transferido dos billones de euros a la sucursal de HSBC en Ginebra. Pero es sólo la punta del iceberg. Hay incontables ejemplos, como el arresto de dos periodistas que, en sus redes sociales, publicaron la imagen de policías griegos y neonazis conversando alegremente. Durante el juicio, el juez mantuvo que las acciones de los dos periodistas iban dirigidas a “incitar los disturbios”.
Escena en el centro de Atenas el 14 de noviembre de 2012 (J.E. / Delo)
La gran mayoría de los medios griegos depende económicamente de las administraciones o de capital privado con fuertes vínculos con la actualmente gobernante Nueva Democracia. Las consecuencias de las políticas de austeridad están siendo mayoritariamente ignoradas o, al menos, edulcoradas. En lugar de un análisis racional, los tertulianos sostienen que las cosas no están tan mal. Los periodistas más valientes apenas tienen protección y son atacados fieramente. El ambiente apesta a totalitarismo, un hedor demasiado fuerte para ser vencido sólo con protestas y eslóganes anarquistas. “Cada mes, el pueblo griego pasa a vivir un poco peor que el anterior”, me dice. “Primero, mucha gente tuvo que mudarse de sus bonitos apartamentos a otros más pequeños. Pero además sé que mucha gente se ha mudado a las habitaciones que solían ser usadas por los inmigrantes antes de que las autoridades y los neonazis les cazaran y encarcelaran en los llamados centros de detención“.
Petros Papakonstantinou, analista, columnista y editor (J. E. / Delo)
Petros Papakosttantinou, un columnista del periódico Kathimerini con mucha influencia, está de acuerdo. Papakosttantinou es un respetado escritor, un reportero de conflictos ducho en numerosos lugares del mundo, un lúcido analista de la sociedad griega y un físico que a ratos me recuerda a Albert Einstein y otras a Kurt Vonnegut. En opinión de este hombre el viejo sistema político está muerto, y Grecia es el principal campo de batalla del asalto global financiero liderado por las instituciones internacionales y alemanes.
“Las élites financieras alemanas nunca han tenido aprecio por la política”, me dice. “Ellos siempre han infravalorado los factores políticos. Empezaron dos guerras porque sobreestimaron su capacidad militar y desestimaron las realidades políticas. Ahora han empezado otra guerra global financiera pero de nuevo están sobrevalorando sus habilidades económicas. Y al final, pagarán un terrible precio. Pero no antes de que grandes partes de Europa hayan sido absolutamente devastadas”.
Papakonstantinou está convencido de que estamos suspendidos en la cúspide de una nueva era política para ser dominados por nuevas fuerzas políticas. “En los últimos meses, la izquierda griega hizo mucho por consolidar su posición. Pero no estoy hablando de la tradicional izquierda como los comunistas. En su lugar, una nueva izquierda extremista está alzándose. En este momento, disfruta del apoyo de una tercera parte del electorado. Esto no habría pasado nunca si la mayoría del pueblo griego no hubiera sufrido las consecuencias desastrosas de las medidas de austeridad. Grecia se está moviendo radicalmente hacia la izquierda, lo que significa una oportunidad para constituir el primer gobierno verdaderamente de izquierda en Europa desde la II Guerra Mundial. Si esto pasa, estaremos en un gran problema. Podríamos usar incluso la frase ‘en una coyuntura histórica’. Pase lo que pase aquí afectará profundamente al futuro del continente”.
Pese a su optimismo, Papakonstantinou advierte que Syriza no está llamada a liderar el país. “Es un partido joven cuya mentalidad no ha sido creada para el éxito, de hecho ha conservado parte de su planteamiento minoritario. En las calles, Syriza aún no tiene mucho poder real ni, realmente, credibilidad. Las protestas están todavía lideradas por los comunistas y los sindicatos. Pero creo que puede haber un cambio también. Para comprender en profundidad nuestro país, podríamos emplear las palabras del famoso pensador izquierdista italiano Antonio Gramsci que dijo que el viejo mundo está ya muerto mientras el nuevo mundo no ha nacido aún”. 
Un día antes de la gran manifestanción antinazi en Atenas, pregunté al escritor y columnista Dimitris Konstandakopoulos sobre el estado real de la democracia griega. “¿Democracia?”, preguntó, “!¿Qué democracia?! Nuestra democracia ha sido asesinada por las élites financieras internacionales, por las instituciones europeas y por Ángela Merkel. Nuestro país ha sido elegido para convertirse en un laboratorio del desastre capitalista. Hasta ahora, esos experimentos sólo nos han llevado a un país del Tercer Mundo. Chile, Argentina, Irak, Afganistán, y ahora Grecia. Mañana, España y muchos otros. Si los manipuladores triunfan en Grecia, también lo harán en otras partes de Europa.
Manifestación antineonazismo en Atenas el 17 de noviembre de 2012 (J.E. / Delo)
Konstandakopoulos está convencido de que estamos asistiendo al auge de un súper poder sin oposición llamado ‘capital internacional’. “Ahora mismo, está atacando Europa, el continente está siendo sitiado por todas partes. Estamos en Grecia y somos las primeras víctimas. Ahora, nos estamos convirtiendo en España durante su guerra civil. Si el resto de Europa nos deja a la deriva, está claro que nos desmoronaremos. De lo que estamos hablando aquí es de un proceso coordinado cuidadosamente, holístico, que ha destrozado mucho más que la clase media de la Europa moderna. En este momento, el continente está siendo dirigido por semianalfabetos idiotas. Pero los políticos que vemos cada noche en televisión, su poder, es una ilusión. Ellos están subcontratados por los nuevos gobernantes, el gran capital que está creando un dominio con métodos coloniales. Ocupación, esclavitud, el auge de poderes locales leales, robo masivo de recursos naturales, apropiación del talento joven, devaluación de todo lo local en nombre del crecimiento imperial. El principal método es la manipulación en cada estamento. El objetivo es crear una atmósfera de miedo y humillación. Uno de los objetivos del imperio es desencadenar una epidemia de depresión maniaca entre la población con un sentimiento de culpabilidad e impotencia. Los ocupantes están todavía entrenando a sus representantes locales para el desmantelamiento de todo lo público y social de nuestra sociedad. La clase media es ya sólo un fantasma, pero algunos de sus miembros más inconformistas servirán de descarga para la rabia contenida de la sociedad. Y toda esta verdad está siendo manipulada mientras hablamos”.

Manifestación antineonazismo (J.E. /Delo)
Reflejo del Parlamento en el agua de la fuente de la plaza Syntagma (J.E. / Delo)

lunes, 17 de diciembre de 2012

La excusa de la cultura de las armas en Estados Unidos


Estados Unidos adora las armas. Esa es una realidad. Un 69% de la población confiesa haber disparado alguna vez y un 47% reconoce que tiene al menos un arma en su casa, según encuestas de Gallup. Pero la cultura de las armas, conectada a las raíces de esta nación, ha sido también utilizada por la Asociación Nacional del Rifle (NRA), el principal lobby del sector, para la defensa de un negocio muy lucrativo que ha crecido desproporcionadamente en los últimos años.
La Segunda Enmienda de la Constitución norteamericana, que reconoce, según algunos, incluido el actual Tribunal Supremo, el derecho a poseer armas de fuego, fue redactada por James Madison, un sureño, socio de Thomas Jefferson, para mitigar las sospechas de sus paisanos sobre la intención de los federalistas de Nueva Inglaterra de crear un estado central acaparador y opresivo.
Esa Enmienda dice, textualmente, que “siendo necesaria una bien regulada milicia para la seguridad de un estado libre, el derecho del pueblo a tener y portar armas no debe de ser infringido”. Sobre ese texto se han hecho interpretaciones diferentes de forma constante casi desde el mismo momento de su publicación. Algunos juristas, incluidos miembros de otros anteriores tribunales supremos, entienden que se refiere exclusivamente a un periodo anterior a la creación de un ejército nacional de EE UU, cuando las milicias eran aún el principal cuerpo de protección de los ciudadanos, y a las rudimentarias armas de defensa personal que existían en aquel momento.
En todo caso, en este país ha sobrevivido, ciertamente, un espíritu de desconfianza hacia el estado que lleva a muchos ciudadanos a asumir ellos mismos la responsabilidad de proteger a sus familias. Ello se une a un estilo de vida, en comunidades alejadas de los centros urbanos, que hace difícil el cumplimiento por parte de las autoridades de su obligación de mantener segura a la población.
Lo que es discutible es que esa particularidad de la sociedad norteamericana justifique el comercio de armas que se ha producido en los últimos 40 años y, especialmente, en los últimos diez, en los que el FBI ha detectado que el número de armas se ha duplicado.Ese es un problema que ha sido debatido durante décadas sin encontrársele fácil solución. Los políticos están obligados, en última instancia, a respetar las leyes y la voluntad de los ciudadanos.
Hay que recordar que la utilización de la Segunda Enmienda para amparar la posesión de armas no ha sido siempre un argumento de la derecha, como es hoy. Como recuerda la profesora de Harvard Jill Lepore en un artículo enThe New Yorker, Malcolm X animó a sus seguidores a armarse, con base en la Segunda Enmienda, y, en los años sesenta, los Panteras Negras reclamaron el derecho a la autodefensa con la misma excusa constitucional.
Fue, sin embargo, la irrupción de la NRA en la política lo que llevó las cosas hasta el punto en el que hoy están: 300 millones de armas en manos privadas y unos 30.000 muertos al año –incluidos unos 14.000 por suicidios- por armas de fuego.
La NRA existe desde mediados del siglo XIX, pero siempre fue una organización de aficionados a la caza y a las armas, en su sentido más recreativo. Su transformación en lobby de la industria del armamento no se produjo hasta 1975, y su participación en política, algo más tarde. Ronald Reagan fue, en 1980, el primer candidato presidencial oficialmente respaldado por la NRA.
Desde entonces, su ascenso ha sido vertiginoso. Hoy es la organización que más dinero gasta en campañas políticas y que más influencia tiene en el Congreso, donde muchos de sus miembros le deben el escaño. Su estrategia es sencilla: propagar el miedo para que la gente se anime a comprar armas. Con Barack Obama en la Casa Blanca, más miedo y más armas. El último año, récord histórico de ventas.
Es posible que el origen de todo esto esté en la cultura de las armas de EE UU. Pero, desde luego, sus consecuencias actuales no son, muy probablemente, las que calculó Madison.
http://internacional.elpais.com/internacional/2012/12/15/actualidad/1355600899_420381.html

martes, 11 de diciembre de 2012

Alemania NO asume su Diversidad


En un contexto de permanente discriminación hacia los extranjeros, los "gastarbeiter" (trabajadores invitados) y las personas de tez más oscura, Alemania se encuentra ante la urgente necesidad de repensar la ambivalencia con la que maneja la diversidad de población.


Exhibición al aire libre homenajea a la histórica diversidad de Berlín.
Alrededor de 20 por ciento de la población de Alemania, unos 16 millones de personas, son descendientes de inmigrantes. Los datos demográficos señalan que 25 por ciento de las personas menores de 25 años descienden de inmigrantes. Los integrantes de este grupo, a los que llaman “nuevos alemanes”, reclaman visibilidad, representación y participación social y política, mientras una generación mayor pierde rápidamente paciencia ante a la incapacidad del Estado de compensar delitos raciales y años de exclusión.
En una exposición por los 775 años de esta ciudad, llamada “Berlín: Ciudad de la Diversidad”, trabajadores turcos, que se pasaron la vida trabajando día y noche en las líneas de montaje de gigantes como Siemens y Telefunken, recordaron haber sido atraídos a este país durante la escasez de mano de obra tras la construcción del Muro de Berlín en 1961. Hoy, sus nietos siguen lidiando con la añeja mentalidad de la sociedad alemana de que “el barco está lleno”.
Tras la caída del Muro de Berlín en 1989, la “integración” se volvió el grito de guerra para la reunificación de Alemania. Mientras Berlín oriental y occidental se fundían uno en brazos del otro, minorías menos visibles, como vietnamitas en el oeste y trabajadores invitados en el este, se encontraron frente a un obstáculo adicional: un vidriado muro de acceso e inclusión que resultó ser más duro de romper que el de cemento. “Nunca me gustó la palabra ‘integración’”, dijo en una radio pública la popular columnista turco-alemana Hatice Akyün, quien escribe en el diario Der Tagesspiegel. “Conlleva las preguntas: ¿quién integra a quién, cómo y por qué?”, añadió Akyün, ganadora del Premio Integración 2011 de Berlín.
En 2005, preocupada por el envejecimiento de la población y la baja natalidad que amenaza con distorsionar el equilibrio demográfico del país, Alemania revisó la legislación sobre inmigración, ampliando el criterio de ingreso para incluir a profesionales altamente calificados, otorgando a los graduados extranjeros de universidades locales un año para buscar trabajo y dando la bienvenida a inmigrantes autónomos. Poco después de promulgada la reforma, la organización neonazi Nationalsozialistischer Untergrund mató a su tercera víctima, Ismail Yasar, un verdulero turco de 50 años, de Nuremberg, como parte de una serie de asesinatos entre 2000 y 2006.
Akyün vivió en carne propia la temerosa escalada de la tipificación de islamistas a las personas de origen turco. “El punto más bajo para mí fue con el ‘debate de Sarrazin’”, cuenta, refiriéndose al auge de la islamofobia y la demagogia populista que siguió a la publicación de “Alemania acaba consigo misma”, de Thilo Sarrazin, en 2010. El libro, que se volvió la obra más popular de la literatura en décadas con 1,5 millones de ejemplares vendidos, expuso el profundo sentimiento anti-inmigración de la sociedad alemana.
“Un nombre y una fotografía de una persona de origen turco en una solicitud de empleo todavía disminuye las posibilidades del postulante en 14 por ciento”, indicó la senadora Dilek Kolat, quien fue una de las oradoras de la conferencia “Diversidad 2012″, patrocinada por el estatuto de la diversidad de Alemania. Kolat abogó por un proceso concreto para implementar una agenda de igualdad de oportunidades y de inclusión social, como su iniciativa “Berlín te necesita”, una campaña destinada a atraer postulantes de minorías al sector público. “Un enfoque neutro ya no es relevante ni útil”, precisó Kolat, frente a responsables de diversidad y empleados de recursos humanos de todas partes de Alemania.
No sorprende que las corporaciones hayan estado entre los impulsores más activos de una política autorregulada en materia de diversidad, pues apuntan a nuevos mercados globales.
El gerente general de Siemens, Peter Löscher, fue un pionero hace cinco años, cuando dijo que su junta directiva era “demasiado alemana, demasiado blanca y demasiado varonil”. “La diversidad es nuestro pan de cada día, nuestra estrategia clara como actor global”, indicó Brigitte Ederer, integrante de la junta directiva de Siemens AG, con unos 52.000 empleados. “Sencillamente, una fuerza de trabajo diversa tiene sentido económico, los equipos mixtos resuelven problemas de forma más efectiva”, añadió.
Según el Ministerio federal de Trabajo y Asuntos Sociales, se prevé en Alemania una escasez de seis millones de trabajadores para 2025. En respuesta a la actual crisis económica, la tarjeta azul de la Unión Europea, un permiso de trabajo, entró en vigor en agosto, a la vez que el portal Bienvenido a Alemania, un proyecto de profesionales calificados que “relaciona toda la información clave sobre cómo hacer una carrera y vivir en Alemania”, indicó.
El sector público también debe atender con urgencia el problema de la diversidad. Alemania tiene solo 13 por ciento de funcionarios pertenecientes a alguna minoría, bastante rezagada respecto de Francia y Gran Bretaña, con 20 por ciento, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
“La policía todavía no tiene una estrategia en materia de diversidad, el enfoque dominante es la asimilación, la conciencia de la diferencia no forma parte de la mentalidad y es mi objetivo cambiar eso”, dijo la subcomisaria de policía, Margarete Koppers. Su declaración coincide con un momento en que toda la fuerza está siendo observada por no detener a los responsables de los nueve asesinatos de comerciantes de origen extranjero, ocurridos entre septiembre de 2000 y agosto de 2006.
Especialistas coinciden en que esto equivale a aceptar el profundo racismo estructural, y que hace tiempo falta en Alemania un reconocimiento formal como el informe MacPherson de 1994 en Gran Bretaña.
Kien Nghi Ha, profesor de la Universidad de Tübingen que llegó al país en 1979, recuerda en su estudio sobre las relaciones entre Asia y Alemania un doloroso episodio que marcó su niñez: un ataque, en agosto de 1980, contra un refugio de solicitantes de asilo de Hamburgo que dejó a dos vietnamitas de 18 y 22 años muertos. No se hizo ninguna investigación ni contó para las estadísticas. Los asesinatos ni siquiera fueron registrados en la categoría de delitos políticos. Reconocer esos delitos es un paso crucial para lograr una Alemania más diversa e inclusiva.
http://periodismohumano.com/sociedad/discriminacion/alemania-no-asume-su-diversidad.html

miércoles, 5 de diciembre de 2012

MENAS, entre el desamparo y la esperanza


Bajo el frío e insensible epígrafe de MENAS, se esconden las historias de niños que se convierten en hombres demasiado rápido. Llegan a España persiguiendo un sueño, se ven envueltos en una burocracia atroz que les engulle, en algunos casos, y cuando cumplen los temidos 18 años pasan a caminar por la difícil cuerda de la supervivencia
Están solos, sin familia, y de ellos depende su propio camino

En la mente de un chico de 16 años ha prendido una llama. Una chispa que amenaza con alumbrar su propio futuro. Oye, mira a su alrededor, ve a los que vuelven de la “gran Europa”, con ropa nueva y lujos impensables para él, que ayudan a sus padres y se compran coches, y entonces un sueño empieza a perfilarse en su mente. Pero como toda fantasía, muchas veces no atiende a las duras razones de la realidad. Simplemente, siente que debe que ir allí y buscar un trabajo. Da igual que tenga que cruzar centenares de kilómetros a través del mar, en una barcaza sin casi comida y ni agua, durante 11 días, mojado, sin saber nadar, con olas gigantescas que le engullen, algunos de sus compañeros llagados por la sal. No importa, él es Lamin Jaiteh, viene de Njabakunda, en Gambia y tiene un sueño por cumplir.
Tiene la entereza de un hombre maduro, pero apenas ha superado los 22 años. Vino siendo menor desde Gambia en un viaje en patera de once días, y su odisea no hizo más que empezar. Sobrevive gracias a una asociación y a su propia audacia. Sueña con montar una empresa de electricidad (Heriberto Paredes)
Sin embargo, en el momento en que pisó suelo español, la burocracia se le echó encima como un león a la espera de su presa. Debía decidir si era menor o no. Mintió porque le habían “aconsejado” que te meten “en un centro y no te sacan”. En Madrid, dice la verdad y pasa a tener un tercer apellido en su historial, MENA, es decir, Menores Extranjeros No Acompañados, algo que no sabe muy bien qué conlleva pero que le aventura en todo un proceso estandarizado que empieza por el delicado momento de la prueba que determina su edad. Además, Lamin tenía entonces 17 años y aunque lo acababa de cumplir en noviembre, en enero, en esta comunidad, ya tienes 18, la edad crítica por la que estás fuera de toda la protección estatal, el límite por el que a partir de ese momento ya caminas solo. Por ello, esta prueba es tan importante, ya que marca la raya entre estar en el sistema o no. De hecho, la preocupación es tal que desde el Defensor del Pueblo se presentó un estudio monográfico en profundidad, ¿Menores o adultos? Procedimientos para la determinación de la edad, que pretendía arrojar luz sobre este tema y, sobre todo, fijar 41 recomendaciones dirigidas a las administraciones para mejorar una amplia diversidad de prácticas en todo el territorio. Evitar, así, casos como el de  Y.B., que describe el informe, al que se le adjudicaron tres edades diferentes, en tres comunidades distintas, y todo ello en menos de treinta días.
Lamin pasó dos meses en un centro de menores, tutelado por la Comunidad de Madrid. Es en este tiempo en el que debe iniciar su regularización jurídica ya que como señala el informe de 2009 del Consejo General de la Abogacía Española (CGAE) y Unicef, Ni ilegales, ni invisibles, realidad jurídica de los Menores Extranjeros en España, “la tutela supone un momento decisivo para el menor, ya que si no se pone en marcha, no es posible comenzar los trámites de regularización de su residencia. Por tanto, condicionará en un futuro su permanencia en nuestro país”. Y los papeles son siempre el mayor de los problemas para todo inmigrante. De hecho, muchos de los informes consultados apuntan en esta dirección, como el del antiguo Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, que describe: “Si estos menores salen de los centros sin que haya concluido su proceso de regularización, se verán imposibilitados para una incorporación al mercado de trabajo, viéndose abocados a la delincuencia y la marginalidad”. Y son muchos los que salen sin culminar este proceso.
La asociación LaCalle, con Fernando Saleta, o Tato, como le llaman ellos, en el corazón y la fuerza de ésta, ha ayudado a centenares de menores en su proceso de adaptación, y en especial ha tenido cuidado de que una vez cumplidos los temidos 18 años no se queden desamparados. Disponen de pisos de transición, se preocupan de conseguirles los permisos, y procuran que los chicos estudien algún curso de formación. Lamin cayó en sus manos, regularizó sus papeles, aprendió los entresijos del mundo de la electricidad y hasta logró un empleo. Pero, como a muchos, la crisis le cercionó el camino hacia su sueño: le dejó sin empleo y en una situación un poco precaria. “Hoy mismo me caducan los papeles y para renovar necesito un contrato”, cuenta angustiado.
Adil El Asnaui, de 19 años. Marruecos (M. P.)
En Bilbao, Adil El Asnaui, de 19 años, y nacido en un pequeño pueblo de Marruecos, acude regularmente a la Fundación Adsis a un curso de frigorista desde el pasado septiembre. Proviene de una familia de siete hermanos y trabajadora en el campo. Él apenas pudo estudiar en el colegio. Llegó hace un par de años en los bajos de un camión a Algeciras, y de ahí peregrinó por varios sitios hasta recalar en Euskadi. No habla mucho, pero no deja de observarlo todo. Sabe que se está labrando un futuro. “No pienso volver. Allí no hay nada”, dice en un castellano algo precario. Adsis es una de las organizaciones que pretende facilitar la incorporación sociolaboral a través de la formación, cuenta con unos 60 cursos al año, de los cuales el 90% de sus alumnos son inmigrantes. “Hasta el año pasado, la mayoría salían con un empleo, te los quitaban de las manos. Ahora hay que intentar apoyarles y pensar en que todo cambiará”, cuenta Juan Cruz, educador sociolaboral de la Fundación.
Pero donde de verdad las cosas brillan y hay esperanza es entre los integrantes de la Asociación Hechos de Burgos. Es una especie de oasis en medio del desierto. Massar Beng, de Senegal, tiene 20 años, es despierto, espabilado y su cabeza bulle de ideas. Junto con su amigo Djiby Diagne, forman un tándem perfecto para cualquier proyecto. Como el de Hermano Mayor, amparado por la asociación, que pretende crear esa figura paterna que tanto les falta a los chicos que están a su cargo y además contar su experiencia a jóvenes como ellos. Se han convertido en tutores. “Aquí se les enseña que deben pasar de ser ayudados a ayudar. Los pasos son soñar, aprender, emprender y transformar”, cuenta Jordi Salvador, una de las almas de esta ONG junto a Simón Menéndez, que además apunta en un artículo: “Por medio de nuestro trabajo e inversión en el campo de emprendimiento social como método socio-educativo, Massar, Djiby y Pape (hermano de éste) se han convertido en emprendedores, han co-creado junto a otros de sus compañeros en Hechos, la primera comunidad autofinanciada de Castilla y León (CAF), donde jóvenes pueden acceder a pequeños créditos para como dice Massar: tapar agujeros”.
Situación actual
“A pesar de que se ha avanzado en muchas cosas muy positivas, por ejemplo, ya no hay repatriaciones de menores, y existe un mayor control por parte de las administraciones, aún quedan cosas por mejorar”, apuntan desde el Defensor del Pueblo. De hecho, uno de los escollos aún por salvar es la puesta en marcha del Registro de Menores Extranjeros. Está aprobado y reflejado en la actual Ley de Extranjería, de hecho, una reciente circular de este año de la Fiscalía General del Estado (1/2012) dicta una instrucción para determinar que se tendría que hacer. Esta laguna “impide conocer, de una manera certera y fiable, la cifra real de MENAS sujetos a sistemas de protección autonómicos, así como su estado administrativo desde una perspectiva documental”, señala el informe del CGAE. “Sin eso, nada tiene sentido. Si no sabes cuantos menores hay y dónde están registrados, todo lo demás es bastante absurdo”, recalcan fuentes del Defensor del Pueblo.
Tras el frío e insensible epígrafe de MENAS se esconden historias de niños que se convierten en hombres demasiado rápido. Lamin, Adil, Massar, Djbril, Mamadou, Sadika, Seydou… nombres y más nombres que se añaden a la lista sin número. Que han pasado de creer en un sueño a intentar cumplirlo. Aunque por el camino se hayan dejado una niñez que debiera haber sido diferente. Ahora están solos, “aquí no tenemos familia, ni a nadie, tú mismo debes luchar por tu supervivencia en un país diferente”, termina Lamin, quien sabe que esa llama que un día se prendió, hoy se está apagando.

Djnril  Diawara (M.P.)
Djnril  Diawara. Mali, 20 años.- No sabía nadar, jamás había visto el mar, su familia trabajaba en el campo, en el interior del país. Cuando su hermano mayor le dijo que se fuera a España a estudiar y encontrar un empleo, él lo hizo. Tenía 14 años. El viaje fue en patera desde Mauritania hasta Canarias, tres días. Pasó tanto frío que cuando “un barco grande” los rescató tuvieron que cogerle en brazos porque no podía mover los pies. Estuvo un año allí y luego lo trasladaron a Madrid, a un centro de menores. Corría el año 2006, cuando miles de inmigrantes aún se jugaban la vida para llegar al supuesto “dorado”. Fue a parar con el colectivo LaCalle, por entonces una de las pocas asociaciones que gestionaban la ayuda a menores, y que se volcó en intentar que encontrara su propio camino. Pero Djbril ha tenido muy mala suerte. Cumplió la mayoría de edad con los papeles caducados, y aún después de tanto tiempo sigue igual. La policía le ha parado incontables veces. Malvive en un piso con seis personas más, sin trabajo, sin casi dinero. Alguna madrugada logra que le paguen cinco euros por descarga en Mercamadrid. Ha pensado en volver, pero sigue indocumentado. No sabe para dónde tirar, hoy, su sueño de estudiar para ser jardinero, que es lo que le gusta, aún está muy lejos de hacerse realidad.
Mamadou Samassa (M. P.)
Mamadou Samassa. Mali, 22 años.- Quiere ser carpintero, y lleva más de dos años estudiando. Ha hecho alguna práctica en una empresa, pero por ahora no ha encontrado nada de lo suyo. Salió del pequeño pueblo de Nioro, de apenas 400 habitantes, junto a su primo Lassana para intentar llevar algo más de dinero a casa. Su padre falleció cuando él tenía 7 años, dejando a su madre y a sus siete hermanas solas. Para Mamadou eso pesaba mucho, el único varón, debía salir a buscar trabajo. Un primo suyo que vivía en Europa le dejó los mil euros que costaba el viaje en patera y se embarcó con 55 personas más. Por suerte, lograron llegar a Canarias y de ahí al periplo habitual y tedioso de los que les llaman MENAS. No le ha ido tan mal. Ahora vive en Madrid, en un piso amparado por asociación La Merced, que les ayuda hasta que logran emanciparse.
 
Mahamadou Sissoko (M.P.)
Mahamadou Sissoko. Mali, 21 años.- Es callado y tímido y apenas expresa sus sentimientos. Pero su complexión alta y fuerte, con unas manos poderosas, le han ayudado a abrirse un camino en el mundo de la albañilería. Es de lo menores que ha tenido suerte desde el principio. Su viaje fue más o menos corto, tres días desde Mauri-tania, y a pesar de que vino lleno de heridas y herpes producidas por la sal del mar, apenas pasó por los centros de Canarias. Enseguida lo trasladaron a Burgos y fue a parar a la asociación Hechos. Fue de los primeros diez menores que acogieron y desde donde han tejido una red para ayudarse unos a otros (ver el texto). Él ha podido estudiar, especializarse, conseguir un trabajo e independizarse. Ahora está en el paro, su jefe, que le quería como a un hijo, tuvo que cerrar la empresa, pero Mahamadou no sufre, sabe que sus amigos le apoyarán.
Mohamed ben Daoud (M. P.)
Mohamed ben Daoud. Marruecos, 23 años. En seis años ha conseguido lo que muchos otros en diez o más. Trabaja como soldador en Bilbao, tiene su propio coche, y vive en un piso que él mismo se paga junto a otros amigos. Mohamed es un chico despierto que sabe muy bien cómo desenvolverse en la vida. Lo aprendió desde muy pequeño cuando supo que tenía que salir de su pueblo, Alnef, en Marruecos para seguir mejorando. Apenas pidió dinero a nadie, “hacía algunas cosillas por las tardes y con eso fui ahorrando”. Se fue a Tánger, y después de cuatro intentos pasó en lo bajos de un camión en un ferry a la Península. Cuando llegué me entregué a la policía y ellos me llevaron a Loio, donde estuve un año”. Enseguida le buscaron un trabajo y desde entonces no ha parado. “De momento, tal y como están las cosas tengo lo que quiero”, cuenta con una sonrilla. Seguro que seguirá creciendo.

Sadika Diallo (M.P.)
 Sadika Diallo. Guinea Conakry, 18 años.- “Si algo te sale mal, debes tener paciencia. Al final lo conseguirás”, cuenta Sadika con un español un tanto precario. Lleva en Bilbao apenas un año. El primer autobús que salía de Málaga le llevó a esta ciudad del norte donde ha tenido suerte. Pasó unos meses en el centro de menores, de ahí a un albergue de transición y ahora vive en un piso compartido, “y no sé hasta cuando. Lo que decida el azar”. Está estudiando un programa de formación de la Fundación Adsis (ver texto) para manejar frigoríficos y electricidad, “tienes que buscar, sino sales por el pescado él no vendrá a ti”, asegura riendo. Sabe que el destino le ha llevado hasta aquí y confía en él para ver qué pasará mañana. Se siente centrado, sin nada que le distraiga, y quiere conseguir lo que vino a buscar: mejorar su vida.
Djiby Diagne (M.P.)
 Djiby Diagne. Senegal, 21 años.- Aparenta mucha más edad de la que dice tener. Habla con propiedad, conoce lo que hay que hacer y tiene claro cómo lo quiere. El caso de Djiby, junto a su compañero Massar Beng, es el ejemplo de la perfecta integración que tanto prodigan los estudios institucionales. Él vino como uno más, con 17 años, en patera, sufrió la incertidumbre de los centros y del qué pasará, pero lo trasladaron a Burgos. Con la asociación Hechos ha soñado con un mundo mejor en el que poder cambiar las cosas desde dentro, le han dado la formación necesaria, y ahora no sólo tienen varios proyectos en marcha para ayudar a los demás (ver texto), sino que ha logrado empezar a transformar su entorno social. Ha pasado de ser educado, a ser un educador, algo así como el “hermano mayor” al que todos tienen como referente. “Esto es como una gran familia, todos nos ayudamos, y procuramos estar por encima de las expectativas que los demás se han hecho de ti por ser un ex Mena”.
Seydou Ly (Heriberto Paredes)
 Seydou Ly. Senegal, 22 años.- Es el menor de seis hermanos, todo chicas. Desde los 11 años que dejó de estudiar, ha trabajado en el mar para intentar ayudar a su madre. Veía como salían los cayucos y pensaba: “Algún día me iré con ellos”. Fueron cuatro años de espera y tres intentos. Como sabía nadar y navegar, no pagó nada por un viaje que ronda los mil euros. Pero eso no le salvó de cinco días, a la deriva, con la comida y el agua que se iban acabando y cien personas en una misma barca. “Mi madre ya me decía que no fuera, pero yo lo tenía claro”. “Tengo el título de mecánico de motos, y nunca he trabajado de lo mío. He repartido publicidad, de cartero, pero nada. Apenas nos llega, tenemos que ir al banco de alimentos para comer. Piensas: soy joven, ¿qué hago aquí sin un empleo? Claro, se me ha pasado lo de volver, pero está muy duro”, cuenta tímidamente Seydou
http://periodismohumano.com/migracion/menas-entre-el-desamparo-y-la-esperanza.html