jueves, 1 de marzo de 2012

Los discapacitados aún sufren las barreras arquitectónicas en hospitales, parques o el metro











Un ascensor averiado, un bordillo demasiado alto o una rampa muy inclinada. Simples molestias para unos, pero verdaderos obstáculos para el día a día de los más de 400.000 madrileñoscon algún tipo de discapacidad.

La normativa establece que los edificios de uso público deben permitir el acceso a personas con movilidad reducida. Sin embargo, en la práctica esto no se cumple. De hecho, en la región hay más de una decena de espacios y edificios públicos (parques, monumentos, hospitales...) que cuentan con diversasbarreras arquitectónicas, según denuncian asociaciones de discapacitados y vecinos.

El caso más llamativo es el del parque del Retiro. Antes del 1 de enero, las personas con falta de movilidad podían acceder a este espacio (lleno de barreras arquitectónicas, como comprobó este periódico) con su coche y circular por las vías pavimentadas. Esa deferencia acabó, aunque el paso a vehículos comerciales sigue permitido.

Ante las críticas recibidas, el Ayuntamiento adelantó a este periódico que permitirá el aparcamiento de coches junto a laestatua del Ángel Caído, aunque el resto de la zona verde seguirá vedada. "No es suficiente. No dejar entrar en automóvil es como prohibirnos el paso", afirma Javier Font, presidente de la federación de discapacitados de Madrid, Famma.

Un problema para hacer más accesibles las instalaciones públicas es el valor histórico de muchas de ellas. Patrimonio Nacional cuenta con un plan que pretende eliminar las barreras arquitectónicas de los monumentos turísticos de Madrid, pero va muy despacio. "Solo se ha empezado a aplicar en los de mayor afluencia, como El Escorial o elPalacio Real", explica un portavoz del organismo.

En edificios como el Monasterio de las Descalzas Reales, el Real Monasterio de la Encarnacióno el Panteón de Hombres Ilustres y la Basílica de Atocha no se han hecho trabajos para mejorar su accesibilidad. Por ejemplo, este último cuenta con unas escaleras que hacen imposible su entrada en sillas de ruedas.

Rampas muy inclinadas

El asunto resulta más serio si las barreras arquitectónicas se encuentran en hospitales. Por ejemplo, los discapacitados que acuden al Gregorio Marañón tienen que acceder a Urgencias por el Materno Infantil, como denuncia Famma, compartiendo entrada con los vehículos. Además, su rampa de acceso se encuentra demasiado inclinada (las sillas de ruedas solo toleran un máximo de inclinación del 12%) y con poca luz, aunque la dirección del hospital asegura que la iluminación se ha mejorado.

También se ha criticado varias veces el estado del 12 de Octubre: "Los ascensores tardan muchísimo tiempo en subir y bajar. Es un calvario. Además, solo cuenta con un aseo para nosotros, que siempre está sucio", asegura Andrés Serrano, paciente con problemas de movilidad de este centro. Desde el hospital se afirma que la necesidad de uso de estos ascensores ha bajado los últimos meses y que los lavabos se limpian cada tres horas.

La asociación de consumidores Facua Madrid también ha pedido a la Consejería de Transportes una mejora de la accesibilidad. Por ejemplo, en la estación de metro de Sol, uno de los andenes cuenta con elevador, pero el otro no. Y el edificio del Consorcio de Transportes, construido hace unos pocos años, tiene un escalón en la acera que impide su paso al interior. Lo mismo que en el centro cultural Luis Peidró (Retiro), inaugurado muy recientemente. "El edificio está bien, pero en la acera hay unos bordillos infranqueables", explica un portavoz de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM).

También sorprende la cantidad de vías públicas de referencia casi impracticables para personas con falta de movilidad, como denuncia el colectivo de discapacitados Amifivi: "La Gran Vía de Villaverde está llena de escaleras que impiden el paso, loscarriles-bici se hacen con bordillos que las sillas de ruedas no pueden cruzar y el paseo del Prado tiene unos bordes imposibles", protesta su presidente.

Precisamente, el Museo del Prado, el edificio más emblemático de esta última calle, también ha sido punto de críticas porque durante varias semanas tuvo un ascensor estropeado. La avería finalmente se subsanó, y el propio organismo emitió una disculpa ante los afectados.

El Metro tampoco se salva

Las averías y fallos en ascensores o puertas del metro también ocasionan múltiples molestias para las personas con algún tipo de discapacidad física. De los 508 ascensores con los que cuenta el suburbano (muchas estaciones ni siquiera cuentan con un elevador.

Por ejemplo, en la línea 1 de metro, desde Buenos Aires a Atocha no hay ni un solo ascensor). La línea 3 es la que se lleva la peor parte, sobre todo en la zona de Villaverde.

"Las mayores barreras son las mentales"

Ramón (60 años) y Lorenzo (58 años) llevan toda la vida conviviendo con su discapacidad. Por eso, cuando hace unas semanas un encargado del Retiro les impidió pasar en coche para ver un acto de la Policía Nacional, fueron los primeros en elevar una queja ante el Ayuntamiento. "A mí me echaron del colegio cuando era pequeño porque la silla de ruedas daba mala imagen. Las mayores barreras son las mentales", dice Ramón.

"Tuvimos que darnos la vuelta, aparcar fuera y recorrer todo el Retiro, con desniveles, cuestas y bordillos, hasta que llegamos al acto", dicen. Isabel (40 años) también tiene que desplazarse en silla de ruedas. Vive cerca del parque, y conoce bien su falta de accesibilidad. La entrada de la calle de Mariano de Cavia (en la foto) es una de ellas. "Si necesitamos pasar por ahí, nos obligan a dar una vuelta por todo el perímetro del parque buscando otra entrada. Así es imposible", protesta.

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